La recría busca priorizar y optimizar la síntesis de proteína por parte del animal.

Una buena estrategia nutricional durante la recría de los terneros, tanto en machos como en hembras, redunda en una mayor eficiencia durante el resto de las etapas del sistema de producción de carne. Así lo indican la experiencia y los datos relevados por productores y asesores en diversas regiones del país y con distintos modelos productivos.

“La recría en los diferentes escenarios productivos del país busca priorizar y optimizar la síntesis de proteína por parte del animal, para de ahí en más generar el óptimo desarrollo de su estructura ósea y muscular -explica al respecto Juan Manuel Amuchástegui, Representante Técnico Comercial de Alltech Argentina-. La recría es tal vez el más eficiente de los periodos productivos del ciclo del bovino, en él aprovechamos el potencial que trae el animal desde el mismo vientre de la madre, y si realizamos un diseño ajustado vamos a poder llegar al periodo de madurez expresando todo ese potencial”.

El especialista detalla que para cada raza, el periodo de quiebre de madurez sexual es distinto, y que es a partir de ese quiebre cuando empieza a decrecer la síntesis de músculo y empieza a predominar la formación de grasa. Además agrega que cada zona del país tiene diferentes realidades agroecológicas, con diferentes razas y por lo tanto el manejo nutricional se debe adaptar a cada situación.

En el norte, por ejemplo, caracterizado por razas sintéticas -Brangus, Braford y sus cruzas- y por un alto volúmen fibras que son de menor digestibilidad que las que se encuentran en el centro y sur del país, Amuchástegui dice que es necesario corregir no solamente el aporte de minerales y vitaminas, sino también controlar el balance ruminal del nitrógeno.

“En la zona ganadera por excelencia -zona Centro y zona Sur- encontramos razas más británicas y sus cruzas, por lo tanto los requerimientos de recría se perfilan para animales más precoces. Ese requerimiento se cubre en forma de corrección proteica precisa. Generalmente ahí trabajamos con dietas más energéticas, optimizando el periodo de recría -que en el macho va a ser un poquito más largo que en la hembra-, que tiene como objetivo lograr el máximo potencial de crecimiento, lo cual define la eficiencia posterior en el caso de la terminación”, destaca el técnico, y agrega que en el caso de la hembra, la eficiencia general del ciclo productivo se define llegando con buen desarrollo muscular al primer servicio.

En materia de herramientas nutricionales, el centro y sur del país ya cuentan con derivados de distintas fuentes proteicas que, tal como remarca Amuchástegui, “son complementados con nitrógeno de liberación controlada como Optigen”.

En el Sur del país se puede encontrar excelente calidad de razas británicas como Hereford, pero los inconvenientes climáticos y de distancias hacen que sea prioritario optimizar la producción de recursos forrajeros locales.

“Cada vez es más importante el uso de los recursos locales para movilizar menos materias primas ante el alto costo de transporte. Las empresas se especializan cada vez más en el aprovechamiento de los recursos propios y las empresas de nutrición lo que hacen es potenciar esos recursos a través de distintos aditivos que logran incrementar la eficiencia”, dice Amuchástegui, y añade: “La parte proteica es clave porque es la limitante del funcionamiento ruminal, la limitante del crecimiento y por ende de la capacidad productiva general. En la hembra marca la plataforma de su actividad reproductiva y en el macho marca la curva de eficiencia de su capacidad de terminación, eficiencia de conversión, calidad de carne, veteado de la carne… Todo depende de un periodo de crecimiento controlado”.

Nota publicada en Clarín Rural. Link a la publicación original: https://www.clarin.com/rural/nutricion-recria-clave-exito-planteo-productivo_0_IBNayHkhZl.html